martes, 4 de junio de 2019

La Última Muerte

Morimos a cada paso, a cada minuto. A cada instante muere el Yo que éramos en el minuto que apenas acaba de expirar. 
Así van muriendo nuestras partes en desuso desde el preciso instante en que nacemos. Algunas por inútiles, otras por viejas, otras por elección.  Así se cae el pelo, las hojas secas, las células de la piel, los dientes de leche. Abandonamos sin dolor nuestras (ex)partes ahora inservibles:  la cigarra su transparente y vacío exoesqueleto, la herida su costra, el recién nacido su ombligo, la serpiente su vieja y reseca piel. 
Visto de este modo, la muerte es blanda, flexible, móvil, efímera: la Muerte Continua. 

También mueren los recuerdos, aunque sigamos recordándolos. 
En cada evocación que nos trae el presente, muere el recuerdo que (re)vivimos la última vez que lo evocamos. Cada recuerdo mata y sobreescribe el anterior.  Hasta podríamos decir que cada uno es un recuerdo recién nacido. 

A veces también mueren (por suerte) nuestras ilusiones. La ilusión de la defensa como el mejor ataque. La ilusión de buscar en otros la propia seguridad. La ilusión de la seguridad misma. La ilusión de la muerte. 
La Muerte de la Ilusión es como una ventana vieja que va siendo comida inexorablemente las termitas. Por cada orificio entra un haz de luz, que rasga la oscuridad. Crece la luz a medida que la madera es devorada y  cuando por fin toda ella desaparece, se comprende que la protección de la ventana ya no es útil, ni necesaria. 

La costra de ilusiones, creencias y pensamientos también puede morir. Seca, rígida e inflexible, la costra solo oculta la herida abierta, que supura escondidamente ácido y lágrimas, angustia y desasosiego. 
Pero ésta no es una muerte simple, no es una muerte natural. No es blanda, ni flexible. Es una muerte autoinfligida, donde somos a la vez la víctima y el verdugo. 
Es una Muerte Voluntaria. 
La víctima resiste la tentación de matar a las termitas dejándolas introducirse dolorosamente bajo la piel y cavar túneles en la madera de las falsas ilusiones. El verdugo arranca implacablemente la costra seca y deja sanar la herida a la luz de la aceptación. 
Víctima y verdugo se funden en un ser único y singular, auténtico y poderoso.

El ego solo muere bajo nuestras propias manos. La muerte como un profundo acto de amor (propio) 

La Única Muerte Posible.

sábado, 23 de mayo de 2015

Presencia

Hoy te ví... jugando a saltitos sobre el lomo de un caballo, animal que tanto te gustaba. Tanto, que lo habías elegido como un arquetipo para tus meditaciones de los tiempos difíciles. Mientras jugabas, le limpiabas el lomo con el pico, como un servicio por su mansa diversión.
Al rato me silbaste (bello canto del jilguero!) cuando pasé cargada de ropa para colgar en el fondo... Creí escuchar en el canto un consejo (no vivas tan preocupada!) y una risa alada. Revoloteabas ahí, en tu nido de la palmera, con tu compañero (al fin encontraste uno!)  y unos pichoncitos nuevos.
Más tarde, cuando entré al baño, me croaste y te escondiste detrás del cesto de la ropa sucia; y después, mientras bañaba a mi hijo, trepaste con tus patitas pegajosas a la pared, para observarlo mejor (viste qué grande está?).
No es la vida después de la muerte, es la Vida después de la Vida, en cada cosa que me trae algo de vos...

sábado, 17 de enero de 2015

Ausencia

Avanza como un agujero negro que, paradójicamente, te llena de un vacío oscuro. Un vacío que al principio duele; después, solo congela y paraliza. Vacío de mirada fija y lágrima seca, de dolor inexpresivo y urente. Los límites del agujero se extienden y alcanzan tu propio límite, que ya no es tuyo, sino que es el molde exacto de la ausencia que lloras. 

lunes, 15 de diciembre de 2014

Dicotomía

En la tarde quieta, apesadumbrada, la Razón cavilaba… Buscaba sus causas, giraba en círculos y se hundía sin remedio en un mar de sinrazones. Desesperaba a manotazos, respiraba agónica entre ecuaciones, inferencias y principios lógicos,  se desmembraba intentando aferrarse al sujeto, al verbo o al predicado… Hubiera matado por encontrar alivio en algún dato concreto.

Mientras tanto, la Ilusión, cristalina, loca y maliciosa, simplemente se reía…

jueves, 19 de diciembre de 2013

El acuerdo - 2da parte

El acuerdo - 1ra parte (leer)

...(continuación)
La tomó de la punta del delantal y la arrastró hacia la ventana. La mujer se dejó iluminar por el rayo de luz que en ese momento se abría paso entre las nubes grises. 
Clara pudo observar detenidamente cada rincón de la piel de la extraña mujer. Las tumoraciones tenían distintos colores, formas y texturas, como si cada una tuviera una identidad propia y única. Como si cada una contara una historia personal de dolor y sufrimiento, que le imprimía un relieve distintivo.  Algunas estaban cubiertas de pelos, otras parecían envueltas en una intrincada red de vénulas violáceas. Algunos bubones eran blanco nacarados; otros estaban ulcerados, con fondo casi sangrante. Así se hubieran podido seguir describiendo cada una de las lesiones, una por cada historia de vida que había tocado su piel. 
Lejos de espantarse, Clara se quedó absorta mientras sus ojos escrutaban aquel mapa de vida que era la piel de Doña Maca. La mujer se quedó inmóvil, y solo se alejó cuando Clara soltó la punta de su delantal. Caminó con paso lento, arrastrando las ojotas y se sentó pesadamente en un sillón de caña. Clara la siguió mansamente, como una oveja a su pastor. 
El papá de Clara las vió mirarse a los ojos durante largo rato y no pudo evitar sentir que no tenía espacio en esa escena.
Cuando Doña Maca habló, lo hizo con una voz suave y femenina, que no parecía salir de ese cuerpo voluminoso y deforme. 
- Niña, - preguntó: - Estás segura de esto? Una vez que lo haga, no hay vuelta atrás - anunció Doña Maca. 
Clara asintió con la cabeza,  tomó ella misma las manos de la anciana, y las acarició suavemente.
Luego giró hacia su padre y salió de la casa, dejando a Doña Maca sentada en su sillón. Su padre la siguió sin entender qué había pasado. Esa escena no se parecía en nada a las historias que le habían contado quienes le recomendaron ese lugar. Pero la actitud calmada de Clara y su mirada serena, lo tranquilizaron. 
El regreso a casa fue en el mayor de los silencios, sólo interrumpido por mamá que se sonaba la nariz a cada rato. 
Al abrir la puerta del auto para bajar, al papá de Clara le pareció ver que había perdido la palidez grisácea que tenía hacía meses, y que sus ojos habían reverdecido. 
- La fuerza de la sugestión - pensó. - Y también del deseo - continuó en su diálogo interior. 
Al día siguiente era domingo. Amaneció soleado y fresco. 
Los tíos llegaron temprano y Clara salió a jugar con sus primos. 
Era casi la hora de comer cuando el grupo de niños entró alborotadamente a la cocina, atropellando las sillas y hablando todos juntos. Estaban todos menos Clara, y contaban desordenada y agitadamente la historia de un gorrión herido que cayó de un nido, y luego voló curado desde las manos de Clara.
Sin importarle el cuento de los pequeños, mamá se alarmó ante la ausencia de Clara y subió a la habitación. Se tranquilizó cuando la vió parada frente al espejo, mirándose atentamente. 
Mamá, al igual que papá el día anterior, pensó que tenía mejor color y aspecto más saludable. También estaba pensando que era producto de su deseo y de la sugestión, cuando Clara se dio vuelta y corrió hacia ella, señalando con el dedo una mancha violeta en su hombro derecho. 
Ante la mirada espantada de su mamá, Clara, con una sonrisa amplia y orgullosa, le anunció:
- Mamá, ya comenzó...

FIN

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El acuerdo - 1ra parte

Cuando Clara despertó, el auto viajaba serenamente por la ruta vacía. Acostada en el asiento de atrás, observó las gotitas de lluvia que se arrastraban sobre el vidrio, siguiendo la dirección del viento. Se imaginó que cada una tenía vida propia, que se resistían a ser desprendidas del vidrio, y en esa lucha dejaban un caminito húmedo y serpenteante, que se evaporaba al rato.
Vagamente recordó que papá la había vestido semidormida, y arropado en el asiento trasero del coche cuando aún no había amanecido. 
Un murmullo llegaba desde el asiento de adelante, pero el golpeteo metálico de la lluvia en el techo, le impedía escuchar. Creyó entender que iban a algún lugar que mamá no aprobaba. El tono de la discusión le resultó familiar a Clara. Papá y mamá discutían mucho, siempre por lo bajo, desde hacía unos meses, cuando a Clara le había comenzado a sangrar la nariz. Se callaban cuando ella aparecía, sonreían incómodos y cambiaban de tema, aunque Clara sabía que tenía que ver con su enfermedad. 
La lluvia dió un respiro, y se escuchó la voz de mamá:
- Dicen que es repugnante - decía. - Por cada uno que cura, le aparece una verruga. No voy a dejar que toque a mi hija - sentenció.
Papá ni siquiera contestó. 
Clara se acurrucó en la manta esponjosa en que la que estaba envuelta. 
La verdad es que no le importaba mucho adónde iban, ni quién iba a tocarla, siempre que no le doliera. A medida que pasaban los meses, los pinchazos y las transfusiones cada vez le dolían menos. Había inventado una suerte de ritual para esos momentos: cerraba los ojos y se imaginaba que era un bicho bolita, y dentro de su escudo gris plata, nada podía dañarla. Le fascinaban los bichos bolitas por su capacidad de defenderse sin atacar y de vivir hasta abajo de las piedras. 
El truco del bicho bolita funcionaba mejor si estaba papá cerca y le tomaba la mano. Habitualmente mamá se escabullía a disimular su llanto a escondidas en algún rincón. 
El auto comenzó a bambolearse y Clara se dio cuenta que habían tomado un camino de tierra. Ahora eran gotas de barro las que serpenteaban huyendo en la ventanilla. 
Al rato pararon, y papá al verla despierta le explicó que iban a conocer a alguien que podía ayudarlos. 
- Necesito que seas valiente - le dijo mirándola con dulzura. - Y también que recuerdes que las apariencias no son importantes - agregó.
Había parado de llover y el aire estaba denso y gomoso. La humedad empezaba a levantarse, pegoteando todo.
La casita que vió al bajar del auto era de una mezcla de material y barro, con ventanas pequeñas, bajo cada una de las cuales había macetas con matas de malvones. Un par de gallinas hundían las patas en el barro mientras picoteaban allí y acá. Dos perros somnolientos estaban echados bajo el alero de la entrada. Apenas movieron la cola, permitiendo el acceso a la puerta abierta, cuando los tres se acercaron. Parecían tener mucho calor para hacer mejor su trabajo. 
Doña  Maca apareció vino al encuentro secándose las manos  con un repasador a cuadros, y los hizo pasar. 
La casa olía a la elaboración de un guiso temprano, cebolla, albahaca y romero.
La ventana del cuarto dejaba entrar una luz mortecina, bajo la cual la imagen de Doña Maca se presentó aún más monstruosa de lo que era realmente. Mamá se tapó la boca con un pañuelo y salió corriendo de la habitación. 
Doña Maca era corpulenta y llevaba un pañuelo en la cabeza, que cubría solo una parte de su cabellera blanca y rebelde. 
Cada centímetro de su piel estaba cubierta de verrugas, tumoraciones y úlceras. A simple vista, no parecía haber lugar en su cuerpo para un tumor más. Era difícil imaginar siquiera los rasgos originales de esa mujer de sonrisa amplia y ojos brillantes.
Papá miró de reojo a Clara para observar su reacción, e intentó tomarla de la mano para que no se asustara. Pero Clara ignoró su ademán y avanzó decidida hacia Doña Maca, con una mezcla de curiosidad y fascinación en la mirada.  
(continuará...)
El acuerdo - 2da parte (leer) 

martes, 7 de mayo de 2013

Hola Waka querida
Es cierto que esto es muy raro. Pero más cierto es cuánto necesitás saber lo que vengo a decirte. Como tantas otras veces, vengo a traerte un momento de reflexión, aunque ya no puedas acariciarme el pelo mientras alguna idea te da vueltas en la cabeza. Yo también extrañaría eso, en tu lugar. Pero la verdad, estoy en un lugar mucho mejor.
Claro que recuerdo todo lo que pasamos juntas. Tuvimos una vida muy intensa, debo decir. Sabés que te acompañé incondicionalmente siempre, con esa mezcla antagónica de devoción  e independencia que sólo los seres de mi tipo podemos regalar. "En realidad, yo soy su esclava", solías decir refiriendote a mí.
Pero la verdad es que fui totalmente tuya desde que me acurrucaste en tus brazos por primera vez. De ahí en más, nada me dio más seguridad que tu presencia y nada te dio más sensación de pertenencia que la mía. El hogar era ahí donde estábamos juntas. Por eso me llevabas a cada viaje, a pesar de mi malhumor y las dificultades para acomodarme. Por eso yo aguantaba las horas encerrada en el coche (y la náusea que me provocaba...)
Nunca te abandoné en tus noches más turbias, te acordás? Estaba acostada sobre tu almohada mojada de lágrimas aquella noche en que Él volvió, después de meses de ausencia. Pasaron años después de eso, varios novios también... Algunos se fueron después de entender que mi presencia no era opcional en tu vida.
También supe tener paciencia, y esperar por años a que pudiéramos vivir en un lugar mejor. Siempre creí en tu promesa de que algún día podría correr al aire libre y dormitar al sol tanto como quisiera. Y cumpliste. Como cumplí yo, cuando me pediste que te ayudara a cuidar a tu bebé. Supe cederle mi lugar en tu cama, y levantarme cada noche a preparar biberones a tu lado. Disfruté enormemente cuando, pasados unos meses, volviste a abrirme las sábanas para acurrucarme entre tus piernas. 
Claro que recuerdo tu forma de rascarme ese huequito entre las orejas y el cuello. Entonces yo te ronroneaba más fuerte, para que supieras que no debías parar. Y vos ronroneabas conmigo, haciéndome burla. A veces también ronroneabamos juntas, cuando algo lindo nos pasaba.
Claro que recuerdo los tiempos finales, no sé como pasó, te juro... Pero si sé cómo me cuidaste, las largas semanas durmiendo en el suelo a mi lado, cada bocado en mi boca, cada inyección que me diste. No llores, no me hiciste sufrir con tus cuidados, sólo necesitabas que no me fuera, y yo aguanté cuanto pude. Pero no podía dejarte ante tus ojos, por eso elegí aquel único momento en el día en que no estabas para dormirme.
Ahora bien, pasaron muchos meses ya, y tu dolor me trae de vuelta a la superficie, cada una de las tantas veces en el día en que te acordás de mí. No quiero parecer insensible,  pero te confieso que disfruto más cuando el recuerdo tiene que ver con travesuras, pelotas de lana,  y sorpresas de atún abiertas a mitad de la noche. Prefiero que recuerdes mi lengua rasposa en tu cara, mis "rollitos" panza arriba en el piso, o mis "borracheras" de hierba gatera que tanto te hacían reír. Todo eso que ya es tan parte tuya, que es como si nunca me hubiera ido. Todo eso que ningún otro gato va a poder darte, por que ya está adentro de vos. Y ningùn perro, por supuesto. ;-)
Con todo mi amor, Mafalda

martes, 19 de junio de 2012

El Hipocampo

Una vez, en lo que parece ya una vida pasada, me lo diste. Como símbolo de tu amor, supongo. Estaba una cajita de plástico transparente con la tapa quebrada, envuelto en algodones, bello, estático y permanente.
En respuesta conseguí otro, en un puesto callejero de una ciudad costera, para darte. Lo rescaté con la punta de los dedos del fondo de un tazón de vidrio, enredado con estrellas de mar, piedras vistosas, caracoles y erizos. Era igualmente bello, tan estático y permanente como el tuyo.
Ayer lo ví nuevamente, buscando por error en la caja de los recuerdos dolorosos y prohibidos. Se me deslizó entre los dedos y cayó al suelo. Volví a rescatarlo, esta vez de las manos - curiosas - de mi hijo.
-Es un caballito de mar, expliqué. - Parece duro, rígido e inflexible. Pero es muy frágil, y aún así, inalterable, le dije.
-Como el recuerdo que atesora, pensé.

??

Cómo me gustaría tener este blog activo y actualizado, para poder entrar y escribir alguna cosa de esas livianitas, sencillitas, de la masticación cotidiana, sin sentir que tengo que explicar meses de ausencia. Sin sentir que esto es como entrar en el desván a colgar la ropa que te ponés todos los días.
Pero tuve ganas de entrar y encontrar algo nuevo, como en la época que entraba seguido y mis blogueros amigos, también. Ahora Alabelicius cerró hasta nuevo aviso, Viejex y el Gato están tan vagos como yo (o casi).
En fin, es ese intento vano de volver el tiempo atrás, como soñar con volver a la adolescencia sin darte cuenta que tus amigas de fiesta también crecieron, igual que vos.
Me pregunto si tendrá que ver con que hoy me dijeron algo así como que estoy vieja... ;-)

miércoles, 28 de diciembre de 2011

2011 - último delirio

A pesar de que odio los balances de fin de año y bla bla bla, voy a hacer uno. Cortito y al pie. Tal vez para darle final no sólo a este año, sino también a este blog.
Está claro que solo lo mantenía porque soy demasiado fiaca para guardar en "favoritos" las direcciones de los blogs que sigo.
También porque está poblado de los comentarios de unas pocas personas a las que quiero/quería mucho. Una de ellas, de una forma u otra, ya no está. Un motivo menos para mantenerlo así, estéril y ocupado de más delirios de los que su título merecía.
Creo en quien dijo que las cosas no son ni buenas ni malas, sólo son. Uno mismo les pone la cualidad positiva o negativa. Así que sólo enumero aquellas cosas más o menos intensas que me sucedieron este año:
-Me mudé a mi nueva/vieja casa. Un regreso raro, a vivir a mi casa de la adolescencia. Cuando fumaba a escondidas en el balcón, nunca pensé que iba a criar a mi hijo entre estas paredes.
-No cambié el auto como esperaba, ni el juego de dormitorio. A cambio, hice una mala inversión económica que voy a tardar tiempo en recuperar.
-Probé unos cuantos trabajos lejos de mi profesión, y descubrí porqué la había elegido en primera instancia. O al menos descubrí que es lo único para lo que soy buena.
-Entendí porqué hay que ponerle límites a los hijos, y estoy aprendiendo cómo.
-Aprendí que la ingenuidad no es una cualidad para quien tiene unos cuantos años e hijos que proteger.
-Viví un delirio inesperado: pasé de tener una amiga casi muerta a tener "solamente" una amiga loca. Fue un duelo diferente, menos trágico al menos. Detalles sólo para guión de película.
Eso es todo.
Mis cariños al gato, viejex, alabelicius, y algún otro que pueda haber pasado por aquí y dedicado tiempo a leerme y acompañarme. Si pasan por aquí antes del 2012, verán estas palabras. Después... quién sabe?
No es el fin del mundo??

domingo, 24 de abril de 2011

sin título

Ya sé que este blog tiene olor a viejo, anacrónico, abandonado, vacío. Tanta vida pasó desde la última entrada, que ni siquiera voy a intentar reconstruirlo, menos aún hacer un "apdeit".


Hay un solo motivo por el que tipeé el nombre del blog en la barra e hice click en "acceder". Un solo motivo por el que desentierro a wakapinka de su sepultura de pañales, cajas de mil mudanzas y carreras cotidianas contrarreloj.


Es porque quiero regalártela a vos, un ratito, de vuelta. A vos que entraste a este blog a compartir un mate y alguna migraña. Y te quedaste compartiendo noches de chat y cigarrillos, fragmentos de libros, historias de amantes, historias de amores, películas oscuras y enormes ovillos de llanto que me ayudaste a desenredar con algún bomb.txt.


Después crecimos, y hoy nuestros entonces amantes ejercen acciones tan poco románticas como necesarias (cambian pañales, sostienen la puerta del baño mientras vomitamos, ofician de informantes semi-autorizados de nuestros problemas). Nosotras dejamos de ser audaces, independientes, suficientes. Yo además dejé de ser flaca, deportista y vegetariana (y de fumar, al menos una buena)

Y siempre seguiste ahí, acortando cientos de kilómetro con cada palabra de un mail o de un txt. Personalmente nos vimos sólo una vez, y dicho de esta forma adquiere una insignificancia desmedida en relación con tu "tamaño" en mi vida. Difícil de explicar, para quienes no entienden de apodos, de cortar palabras, de los aromas de un blog o de las personalidades florales de la gente.
Es por eso que la mayoría de las veces no explico de dónde, ni hace cuánto tiempo te conozco.

Y es por eso que no me fuí, ni me voy a ir, aún cuando me lo pidas. Es por eso que no voy a "respetarte" con mi ausencia. Por eso también "comploto" a tus espaldas con tu amante devenido en hombre de fierro a tu lado. Por eso lloré hasta el cansancio hace unas noches mientras vos, en medio del peligro, soñabas que mi hijo te decía "tres". Y seguí llorando aliviada cuando te las arreglaste para escaparte de la terapia intensiva y hablar por teléfono en el patio.

No necesito explicarte cuánto extraño ser waka a veces. Tampoco necesito explicarte cuánto no lo extraño. Y es un alivio tener a alguien a quien tenés que explicarle muy poco.

Gracias por haber contestado a mi comentario en tu blog aquel día. Gracias por no haberte ido nunca más. Gracias por seguir peleando para estar con nosotros, que te queremos tanto.


W.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Nacer de nuevo

Olvidar el viejo yo, se dijo un día.
Mudar de agujero, de ropa, de Yo
Quemar un gamulán, aunque venga el invierno
Desnudar el esqueleto y dejarlo sonar, en un ritmico golpeteo
Como un llamador de ángeles, hecho de huesos,
Como el TOC TOC de la infancia, madera haciendo sonidos nuevos

Y se mudó de vida, de agujero, de ropa
Se mudó de Yo
Quemó los gamulanes aunque ya venía el invierno
Desnudó el esqueleto y lo dejó sonar
Colgado en la ventana, como un llamador de ángeles, pero de huesos

Se sentó en la vieja mecedora de la abuela y cerró los ojos
TOC TOC de huesos chocando por la brisa
Se levantó y pegó un músculo acá, un cartílago allá.
Se sentó otra vez y al rato pegó los músculos de la espalda y los de las piernas.
Los tensó bien, como cuerdas de una ballesta, para que fueran fuertes y firmes,
para correr y sostener lo que fuera necesario.
Le puso arterias y venas. Y nervios, que fueran muy sensibles.
Y descansó unos días (o fueron años?)

TOC-TOC
Dejó de mecerse y le puso la nueva vieja piel.
Tenia algunas cicatrices y manchas de sol, pero relucía distinto.
Le devolvió los ojos verdes y grandes, que miraban más lejos
Y le improvisó una boca que pudiera besar y sonreir
Se siguió meciendo, y los oídos recién estrenados percibían la madera, el viento y el canto de los sueños.

TOC TOC
Y fue el turno de los órganos.
Pulmones de cálido aliento, corazón de sangre muy roja
Cerebro de claras ideas, útero de fértil amor.
Una brisa más, y dejó de acunarse

TOC TOC
Se desperezó y salió a estrenarse.

jueves, 20 de agosto de 2009

Acá ta

Crónicas de Embarazarnia

Duración prevista: nueve meses
Contenido: fuerte contenido hormonal (no apto para gente sensible)
Posibles efectos: náuseas, vómitos, llanto incontrolable, aumento progresivo de peso, a predominio abdominal. Si es hombre, posible aversión a las mujeres. Si es mujer, no olvide su píldora
He dicho. Carajo

Puntito

Todo empezó hace unos diez días, o debería decir que empezó algunos meses atrás, la idea tomando forma en mi mente. El deseo, más bien. Mi ex-terapeuta decía: cuando el deseo existe, busca la forma de concretarse, aunque lo niegues. Va, viene, busca, se equivoca, retrocede, vuelve a intentar, hasta que finalmente se materializa, aunque ni te hayas enterado de que estaba ahí. Tal vez tenía razón...
En cualquier caso, lo que sí empezó hace unos diez días fue mi atraso menstrual. Cuando el dentífrico me pareció nauseabundo, decidí que iba a tener que pasar por la farmacia en algún momento del día.
Decidí no compartir ese momento con nadie, era mío, íntimo, sagrado e intransferible. Y esperé pacientemente (de verdad!) el resultado del test. Sonreía mientras preparaba el mate y esperaba que las dos rayitas aparecieran en el baño. La pava al fuego... (cómo se lo digo al padre?)... vaciar el mate (debe ser positivo, me da náuseas el olor a yerba de ayer. Tengo que acordarme de vaciar el mate cuando lo termino de usar!)... lavar el mate (voy a tener que aguantarme hasta la noche, no da que le diga por teléfono)... poner la yerba, sacarle el polvo, que quede en pendiente (si lo voy a buscar al laburo, se va a dar cuenta apenas me vea)... hacer el agujerito para la yerba (me voy a comer los codos hasta la noche!)... shhhhiiiiii (ya está el agua. Tengo que volver a tomar el ácido fólico!)... poner el agua en el termo, cerrarlo (ya debe estar, me olvidé de mirar qué hora era cuando puse la tirita en el pis)
Y estaban las dos, la rayita de control, rosa intenso; la mía, más bien pálida.
De ahí en más, es otra historia.
Realmente es "otra" historia. La de mi nuevo yo, y la de mi hijo/a.
Por ahora, le vamos a decir "puntito" (o wakapuntito, como le puso Mae), porque así se ve en la ecografía por ahora.
Tal vez esta "otra historia" merezca otro blog. Luego les aviso el nombre.
He dicho. Carajo.

martes, 11 de agosto de 2009

RECONTRA CHAN

qué raro va a ser ésto...

lunes, 13 de julio de 2009

Aunque me prometí no hacerlo...

Me resisto a ser una más de los que inundan la web (y achicharran nuestros cerebros) con boludeces sobre la Gripe A, pero si no lo digo, reviento:

1) 37.5ºC NO es fiebre. (Paciente: Así que para Ud. 37.5 no es fiebre? Doctora: Para mí, no. Y para la Medicina, tampoco)
2) Ningún médico puede "prevenir" una gripe. Si usted tiene un resfrío común y pedorro, resígnese, es tan solo eso. Su médico no es tan omnipotente como para transformarlo en Gripe A (aunque tratándose de Ud., le encantaría poder hacerlo). No consulte "por prevención".
3) El sistema no está colapsado por la enfermedad, está colapsado por el miedo. Use su criterio, y no consulte por cosas por las que nunca antes lo hubiera hecho.

Sólo por unos días, deje de ver los noticieros y dedíquese a algún culebrón siestero. Si alguien se le ríe por ésto, dígale que es lo que recetó el doctor.
He dicho. Carajo

jueves, 25 de junio de 2009

El globo rojo

Alejo había pasado todo el domingo viendo tele. Sus domingos eran lentos y pegajosos, y por suerte, en su familia nadie le restringía las horas de televisión, ni los programas que veía. Eran domingos blanco y negro, como la película que había mirado ayer. Su madre siempre decía que era raro que un niño pequeño mirara películas viejas, en lugar de dibujos animados de última generación. Era otra de las “rarezas” de su hijo.
“El globo rojo” se llamaba la de ayer, aunque el globo se veía de un color gris plata. El chico en la pantalla se elevaba sobre los techos del pueblo, agarrado de un piolín deshilachado e inverosímil ante los ojos de Alejo, unos ojos desbordados de melancolía y madurez temprana. Unos ojos que transgredían su mundo de paredes descascaradas, cables enredados, smog y perros revolviendo la basura, en busca de matices y color. La idea de volar, de ver el mundo por encima, lo deslumbró.
Ese día, al volver de la escuela, fue directo al fondo de la casa y trepó a través de una serie de resaltos en la pared del asador, hasta llegar al techo. Unos gatos que se hacían arrumacos sobre la chapa lo miraron sorprendidos y se perdieron ágilmente por los techos vecinos.
Se acercó al borde, exhalando vapor por la boca y restregándose las manos una contra otra. Infló el único globo que había conseguido en el almacén de la vuelta, hasta que estuvo tenso. Le ató una lana verde que había conseguido en el costurero de su mamá, y saltó. Rápido, directo, sin carrera, todo adrenalina, todo fe.
………
La caída. El grito. El hospital. Su oportunidad perdida de huir volando crispaba más su carita que el dolor de la pierna fracturada. Le prometió a su madre que nunca más lo intentaría. En tanto, con los dientes apretados, pensaba cómo conseguir un globo más grande. Y esta vez, rojo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cerrado por vacaciones...

y por posibles refacciones.
Voló el fondo anterior, y el que tiene ahora es interino. Me encantaban los lotos de antes, pero no se veía el texto con explorer. Creo que era una protesta de blogger por ponerle un template trucho. O tal vez no le gustaban los lotos. O lo que yo escribo...
En fin, como tampoco tengo ganas de escribir, me voy a dedicar a re diseñar el blog mientras decido si lo cierro o sigo usándolo como terapeuta.
Va a ser como remodelar la casa, o al menos, pintarle una habitación. O limpiar un cajón lleno de cachivaches.
Ahora que lo pienso, este blog sigue pareciéndose a mi propia vida. Y esa, también está en remodelación. Estoy viendo si le pongo venecitas, le pinto un mural psicodélico, o le cuelgo un cunero con música de "Babies Go" de los Redondos.

viernes, 9 de enero de 2009

La bestia

La presa aún estaba caliente. Lo sentía en sus encías, mientras los colmillos se hundían hasta el hueso. Lo sentía en la sangre que se le escurría entre los dientes y después impregnaba la tierra en un manchón oscuro que luego sería un charco putrefacto. Sólo dos actividades preocupaban sus sentidos: desgarrar su presa y evitar que se la quiten. Sus ojos agudos miraban recelosamente en la negrura, atisbando la aparición de otros ojos hambrientos. Las orejas erguidas, trataban de acallar los golpes del corazón estallando a latidos en las sienes, descontrolados por el esfuerzo físico y la euforia de la caza. No era momento para relajarse. Nada peor que luchar contra un rival menos cansado y más hambriento.
Siguió devorando concienzudamente, mientras se aquietaba su respiración. Ya saciado su apetito, sólo lamía los tejidos deshilachados, empujando con el hocico los restos de lo que antes había sido un ser vivo y ahora era una masa informe de pelos ensangrentados y vísceras rotas.
De pronto, una brisa con olor a bestia lo alertó. Se paró con las cuatro patas defendiendo su presa mientras un escalofrío de miedo y furia le erizaba los pelos del dorso. Y se dispuso a repeler el ataque.
Entonces se despertó, con un gruñido feroz escapando de su garganta humana. Se incorporó hasta sentarse al borde de su cama de sábanas de 200 hilos, con flores amarillas. Reconoció sus pies sin garras mientras los enfundaba en las pantuflas de cuero marrón que le habían regalado la Navidad pasada. Caminó hasta el baño mientras recuperaba el aliento y pensaba en el extraño sueño. Se cepilló los dientes durante largo rato, y usó varias dosis extra de enjuague bucal. Aún le parecía saborear la sangre y el acre olor a intestino roto le inundaba la nariz.
Mientras se anudaba la corbata recordó que el día anterior había pasado 30 minutos seleccionando la ropa que se acababa de poner. Antes de salir, maletín de cuero lustroso en mano, echó un vistazo final a su departamento de soltero de treinta y tantos, medianamente exitoso y felizmente adaptado a los tiempos actuales.
Cerró los ojos y el sueño acudió a su retina. Una inefable sensación de poder lo invadió con el recuerdo de la bestia. Se afirmó bien en sus dos piernas, salió cerrando la puerta con energía y se dirigió a la reunión de la que dependía su ascenso a personal jerárquico de la empresa.

jueves, 18 de diciembre de 2008

De marisopas y lumbrices

Solo un día tenían para encontrarse, la mariposa y la lombriz. Para encontrarse, quererse y perdonarse.
Era un pacto de otras vidas, y hay que decirlo, hay seres que jamás dejan de cumplir uno, tengan la forma que tengan.

Así eran la mariposa y la lombriz de tierra. Aunque una eligiera volar libremente y la otra esconderse en la tierra.
Al fin de su metamorfosis, la mariposa voló guiada por su instinto, recuerdo de otra vida, hasta la orilla del río. Y la encontró ahí, en un tarrito de lata, entre risas de niños pescando y perfume de margaritas silvestres.

Si las mariposas y las lombrices supieran sonreír, se hubieran reído a carcajadas. Y si tuvieran brazos, se hubieran confundido en un abrazo interminable.
Pero no hizo falta. Las patas de la mariposa aferradas a la lata y el viento detenido entre sus alas consumaron la alianza. Y eso era todo lo que necesitaban.

El pacto sellado tuvo más poder que todas las risas y todos los abrazos. Y en él se consumieron el efímero día de la mariposa y el sacrificio de la lombriz de tierra.
Desde entonces, cuando los hechizos funcionan, y los pactos se cumplen, las personas sienten un aleteo en el estómago. Y es el espíritu de la mariposa que habita en la gente, que le avisa al amante que por fin, ha encontrado a su lombriz.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Tiempo

De palabras desbocadas

De estado límbico del cuerpo y del alma

De urgencias viscerales desesperadas

De rock que se bebe y alas que se reparan

De caminos que retroceden sin sangre derramada

(No más que unas gotas propias como plegaria ofrendadas)

Tiempo de ahuyentar a carcajadas los susurros oscuros,

de recordarles que hay noches más luminosas que el día,

con la misma soberbia con que los ángeles los ignoran,

con la misma fertilidad de la tierra alimentando sus semillas.

Con la misma sonrisa confiada de los idiotas,

sabia, disfrazada de inocente, que desafía a la vida.

Tiempo de mirar al sol panza arriba,

cristal de color en un ojo

y huellas de sal en la mejilla.

Y aunque insista hurgando en los espejos

Ya no veo por aquí,

Perros lamiendo sus heridas.

martes, 25 de noviembre de 2008

Endorfinas, en versión anti-académica

Según una nueva teoría que está flotando en el éter y que acaba de ser canalizada en mi persona, cual medium cachavacha volando en un sahumerio, el bienestar y el placer tienen un sustrato químico: las endorfinas.
En mi humilde experiencia, todo depende de la presencia y cantidad de estas moléculas felices que, como todos los que son felices, hacen lo que se les da la gana. Así son, gorditas, rozagantes, atolondradas y explosivas. Son de color violeta, y viran al amarillo-naranja cuando saltan de neurona en neurona. Cuando explotan te obligan a la sonrisa, despiertan a las mariposas, y te convierten en un boludo alegre, que le rema a la vida con dos palitos de helado (célebre frase de mi amiga Mae). Te obligan a mirar con nostalgia al ser melancólico, oscuro, ácido y reflexivo que llevás años cultivando con dedicación y orgullo. Y se te cagan de risa. Son así, tiranas y adictivas.
En fin, acá va mi lista de cosas que las generan y/o las hacen explotar como fuegos artificiales (en breve va esquemita explicativo):
- un Marroc a las 3 de la mañana
- transpirar como una canilla rota (bue, sobre gustos...) después de dos horas de deporte, o de una maratón de "otro" estilo.
- las maratones de otro estilo
- el deporte (mejor si incluye muchas piñas y patadas, llaves y revolcones)
- encontrar un post nuevo en los blogs que me gustan
- las sorpresas de cumpleaños
- subir una montaña (cuando haga cumbre en el aconcagua, voy a morir de felicidad, literalmente)
- cerrar los ojos y no necesitar abrirlos para saber que lo que dejaste ahí, sigue estando (me salió la ñoña, que se le va a hacer)
- Ah! y escuchar "perro amor explota" hasta que me sangren los oídos.
Sugerencias?

lunes, 24 de noviembre de 2008

La tostada de la felicidad

No sé escribir sin dolor, sin preguntas, sin melancolía, sin cuestionamientos.
No sé como escribir el disfrute, el gozo, la tranquilidad, la diversión, ese estado "liviano" del alma que por suerte, hoy me invade. No sé como escribir el optimismo, ni la sonrisa autónoma en mi cara.
Por ahora, sólo tengo una imagen(poco poética):

Me siento como una rodaja de pan lactal recién sacada de la tostadora.

(por si no se entiende, lo que es muy problable, el aroma de una tostada bien hecha es augurio de un muy buen día, aún cuando yo ni siquiera desayuno)

Y estoy dispuesta a hincarle el diente.

W

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cumpleaños Feliz

Tuve fiesta sorpresa de cumpleaños. Estuvo bárbara. Hubo globos, dulces y regalos.
Estuvieron el Gato Vagabundo, Mae, Claudio, Ana y Onírica.
Gracias Gato por pensar en mí y poner la casa! Fue un cumple hermoso. Pavada de figurita me cambió esta vez...
Para ver fotos de la fiesta, click acá

jueves, 30 de octubre de 2008

Sepultada por la cotidianeidad

Hoy tengo un día de aquellos. Una pluma me parece un elefante.
En mi casa no hay una canilla que no pierda. Salvo una, que parece que ya desperdició toda el agua del planeta porque no larga ni una gota y se queja con un uhhhhhhhh que me taladra los tímpanos cada vez que la abro. La luz del baño titila como si fuera un boliche; no me puedo poner el tapa-ojeras sin quedar como Michael Jackson en Thriller. Estoy cuasi-incomunicada porque CLARO conspira contra mí y no me carga crédito aunque haya pagado. El tel fijo tiene la batería gastada y no la consigo. Al puff le falta relleno y se me clavan los huesos en el piso cuando me acuesto. No sé que carajo es un router inalámbrico que tengo que comprar para que mi notebook también tenga internet. La hiedra de mi ventana tiene pulgones y hace tres días que sufre sin que yo le ponga insecticida (o pulgonicida, o algo). Voy tres veces por semana al kinesiólogo y mi tendinitis no mejora. Y tengo un agujero en el estómago.
Las nimiedades me aplastan. Y no, no me consuela pensar que otros la pasan mal en serio. Eso ya lo sé, y hoy, me importa un carajo. Y me enferma sonar como un tango, aunque sea electrónico.
He dicho. Carajo.

PD: se abre este espacio para depositar quejas variadas de cosas pelotudas que nos joden la vida.

martes, 28 de octubre de 2008

sin música...

Un día de éstos, debería recuperar la llave
que me tiene cautiva en tu ausencia.
Dar cuerda a las agujas congeladas y desiertas,
y a fuerza de herejía, rogarte me la devuelvas.
Reavivar la herida,
hacerla sangrar hasta la última gota oscura
de esta fuente de ácido y lágrimas que me brota cada día.

Después, debería secar los puños empapados,
y aprender a respirar de nuevo.
Debería, por fin, abandonar los fucking agujeros,
olvidar jazmines comprados y los besos en la frente
que intentaron consolar mis miedos.

Y olvidar de vos mi pertenencia.
Y vaciar mi cama de toda tu ausencia.
(vaciarla de todas las ausencias)
Y volver a dormir entre sábanas,
desatarle sus cadenas.
Soportar en mis caderas a la puta y a la dama,
y encontrar quien pueda bailar con ellas.

jueves, 16 de octubre de 2008

Cuando el pelotudo es uno...

Era un paciente HIV positivo, viejo conocido del servicio de infectología. Ya había pasado por la mayoría de mis compañeros, así que lo heredé como quien hereda la ropa usada de un hermano mayor. Creés que la conocés de memoria, pero no sabés dónde ajusta, ni dónde se traba el cierre. Y le vas conociendo esos detalles con el uso. Sobre la marcha. Como me pasó con Santiago.

Yo intentaba explicarle cómo tomar un tratamiento complicado, ya que no le habían funcionado las opciones más sencillas. Mi explicación incluía horarios estrictos, toma de la medicación con alimentos grasos para mejor absorción de la droga, ingesta de líquido abundante. Hasta tuve la precaución de hacerle dibujitos en un recetario con la forma de las pastillas y los horarios, porque me quedó claro que apenas sabía leer. Se lo hice repetir varias veces hasta que me pareció que había entendido.

Finalmente, cuando lo estaba despidiendo, ví que rengueaba un poco y le pedí que me dejara revisarlo, porque no se había quejado de nada durante la consulta. Ví que tenía una úlcera venosa infectada, le dí muestras de antibióticos y le hice una curación.
- Ahora cuando llegue a su casa, pone la pierna en alto. Y trate de caminar lo menos posible.
A modo de respuesta, sólo bajó la mirada.
- Se va caminando ahora? Vive muy lejos?
- No doctora, paro acá nomás, en la plaza de Las Heras y Salguero.

Y ahí me acordé de los horarios, el líquido y la comida rica en grasas. Y me sentí una pelotuda. Una pelotuda triste.

sábado, 11 de octubre de 2008

'ta que lo parió

Sonamos, me encariñé con la albahaca y ahora no la puedo usar para cocinar.
Carajo.


Wakapinka

martes, 7 de octubre de 2008

El romance del tulipán y la albahaca: Poesía barata

Como otros amores condenados,

el romance heterogéneo no prosperó

La albahaca entendió que el tulipán era un narciso,

y el cactus la consoló.

Me quiere mucho, poquito, nada...,

el tulipán se deshojó.

-Qué pretendían finalmente?

-Que cantara en el balcón?

-En una vida tulipana no se aprenden muchas cosas,

- Mi ADN sólo busca admiración.

Ella mira los brotes germinando alrededor

y se pregunta si serán sanos y fragantes,

y si tendrán color.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Viernes de chicas: "Mujeres que corren con los lobos"

"... El patito feo va de un lado para otro en busca de un lugar donde descansar. Aunque el instinto que nos indica adónde tenemos que ir no esté plenamente desarrollado, el instinto que nos induce a seguir vagando hasta encontrar lo que necesitamos se mantiene intacto. No obstante, en el síndrome del patito feo hay a veces una especie de patología. Uno sigue llamando a las puertas que no debe, a pesar de constarle que no tendría que hacerlo. Cuesta imaginar que una persona pueda saber qué puertas son las equivocadas cuando nunca ha sabido lo que era una puerta apropiada. Sin embargo, las puertas equivocadas son las causantes de que una persona se vuelva a sentir una vez más una proscrita.
Esta "búsqueda del amor en todos los lugares equivocados" es la reacción al exilio. Cuando una mujer recurre a una conducta compulsiva y repetida -repitiendo una y otra vez un comportamiento que no la satisface y que provoca declive en lugar de una prolongada vitalidad- para aliviar su exilio, lo que hace en realidad es causarse más daño, pues no se cura la herida inicial y, en cada una de sus incursiones, se produce nuevas heridas.
Es algo así como aplicarse una ridícula medicina en la nariz cuando uno se ha hecho un corte en el brazo. Las distintas mujeres eligen distintas clases de "medicinas equivocadas". Algunas eligen las que son visiblemente equivocadas como las malas compañías o los vicios Y caprichos perjudiciales o nocivos para el alma, cosas que primero elevan a la mujer y después la derriban al suelo en menos de lo que canta un gallo..."


Extraído de "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés

domingo, 14 de septiembre de 2008

El romance del tulipán y la albahaca


En mi ventana, el tulipán y la albahaca, tienen un affair.
Él llegó hace unos días, erguido, sofisticado, insolentemente rojo. Dispuesto a ser el rey de la ventana.
Ella ya estaba ahí, humilde, fresca, aromática, adolescente.
Empezó a mirarlo desde abajo, de reojo, atravesada por su atrevida belleza.
A los pocos días, cuando dejó de sentirse importante, él descubrió la fragancia hogareña y servicial de la albahaca.
Ignoró al cactus que los separa, y ahora la seduce con historias de savia apasionada, mientras ella madura sus verdes aromas penetrantes.
Saben que es un romance de estación, que durará sólo hasta que el verano porteño lo abrase a él y yo la deshoje a ella en mi plato.
Mientras tanto, conviven unidos en fotosíntesis, a partir del mismo sol, el mismo agua y el mismo aire.
Por ahora, orgullosa mi ventana, luce tulipán sonrojado y perfume de albahaca enamorada.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Viernes de chicas: "Mujeres que corren con los lobos"

"...Para conservar su conexión con lo salvaje la mujer tiene que preguntarse qué es lo que quiere. Es la separación de las semillas mezcladas con la tierra. Una de las más importantes distinciones que podemos hacer es la que corresponde a las cosas que nos atraen y las cosas que necesita nuestra alma.
Y eso se hace de la siguiente manera: Imaginemos un bufé con cuencos de crema batida, bandejas de salmón, panecillos, rosbif, macedonia de fruta, enchiladas verdes, arroces, salsa curry, yogures y toda suerte de platos para muchísimos invitados. Imaginemos que la mujer echa un vistazo, ve ciertas cosas que la atraen y se dice: "Me gustaría tomar un poco de esto, un poco de aquello y un poco de lo otro."
Algunos hombres y mujeres toman las decisiones de su vida de esta manera. A nuestro alrededor hay todo un mundo que nos llama constantemente, que penetra nuestras vidas y despierta y crea apetitos donde apenas había ninguno. En esta clase de elección, elegimos una cosa por el simple hecho de tenerla delante de nuestras narices en aquel momento. No es necesariamente lo que queremos, pero nos parece interesante y, cuánto más la miramos, más nos atrae.
Cuando estamos unidas al yo instintivo, al alma de lo femenino que es lo natural y salvaje, en lugar de contemplar lo que casualmente tenemos delante, nos preguntamos: "¿Qué es lo que me apetece?" Sin mirar nada de lo que hay afuera, miramos hacia dentro y nos preguntamos:"¿Qué quiero? ¿Qué deseo en este momento?" (....) Por regla general, la respuesta no tarda en llegar. (......)
Lo que hay en el bufé? Puede que sí y puede que no. En la mayoría de los casos, probablemente no. Tendremos que buscar un poco, a veces durante bastante tiempo. Pero, al final, lo encontraremos, y nos alegraremos de haber sondeado nuestros más profundos anhelos..."


Extraído de "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Uno que se delira mal... (pero bien, eh)

(click en la foto para agrandar)

Journey of the wounded healer, Alex Grey, 1984-85

martes, 9 de septiembre de 2008

Historias tuberculosas-2da parte

Historias tuberculosas-1ra parte acá

Hoy me llamó Enrique. Y me acordé de lo que quería seguir escribiendo. Espero encontrar las palabras.

Enrique fue uno de mis pacientes, pero no uno de tantos. Después de su diagnóstico, fortuito y a destiempo, Enrique hizo una elección inesperada, y eso me hizo diferente.
Enrique pudo haberse enojado, quejado, indignado, cuestionado todo. El tiempo, la desidia, el olvido, la irresponsabilidad, la negligencia hospitalaria. Pudo haber demandado al laboratorio, al hospital, a su médica de cabecera, a mí.
Pero Enrique decidió confiar, perdonar, y ponerse en mis manos. Enrique decidió que yo, desde entonces, sería su Ángel de la Guarda.
Una vez curada su tuberculosis (hace ya 5 años), no me dejó salirme de su vida. Y no se salió de la mía. Me rastreó cuando cambié de hospital, cuando me fui a vivir lejos y también cuando dejé la medicina. Finalmente cruzó la barrera de mi contestador y de mi correo electrónico, que llena de mails en cadena que nunca leo, pero que borro con una sonrisa. Cada cumpleaños y cada Navidad, él me llama para recordarme que soy su Ángel de la Guarda.
No parece entender que fue él quien me encontró a mí esa mañana en el hospital. De hecho, ni le importa.
Y acá viene lo extraño. Cada vez que Enrique me llama, no puedo explicar porqué, me pierdo en el recuerdo del primer libro que leí en mi vida, “Luz en la Selva”, de la amarilla colección Robin Hood.
Ese libro cuenta la historia de Albert Schweitzer, teólogo, filósofo, músico y médico, que se recluyó en el África asistiendo por años a la enfermedad y la miseria. Ese libro es de esos recuerdos que se huelen, y tiene olor a vocación.
Y Enrique, cuando me dice: “mi Ángel de la Guarda”, me recuerda a todo eso. Me recuerda a mí.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Lo que soy

Soy lo que busco.
Porque buscar es mi sino, mi necesidad.
Porque buscar me emociona y me retuerce las tripas.
Me obliga y me libera.
Me hunde, me desangra y me recrea.
Busco cazando, pescando y recolectando.
Luciérnagas, huesos y semillas.
Libros, sueños, experiencias
Busco hurgando en el barro con sangre en las uñas.
Busco borracha de olor a jazmines y chupándome los dedos que asaltaron el panal.
Busco en viajes iniciáticos y en el sonido espiritual de los cuencos.
Busco fotografiando el sendero que dejan las hormigas.
También busco en el roble sabor del vino, y en el humo del cigarrillo.
En el sonido sabio de una voz querida.
Y en la templanza de una mirada luminosa.
Busco mirándome al espejo. Y al corazón.
Busco en el cáncer, ajeno y propio. Individual y de millones.
Busco cocinando místicas recetas que nunca quedan bien.
A veces me agoto, me aplasto, me entumezco.
Y resucito para volver al camino, luego de una siesta en el asiento de atrás.
Y sigo buscando. Hasta que encuentre.
Y entonces, seguiré buscando.

sábado, 30 de agosto de 2008

Viernes de chicas: "Mujeres que corren con los lobos"

"... La mujer que recupera la intuición y los poderes "yaguianos*" llega a un punto en el que quiere desecharlos, pues, ¿de qué sirve ver y saber todas estas cosas? La luz de la calavera* no tiene compasión. Bajo su esplendor, los ancianos son unos viejos; lo bello es lujuriante; el tonto es un necio; los que estan bebidos son unos borrachos; los desleales son infieles; las cosas increíbles son milagros. La luz de la calavera ve lo que ve. Es una luz eterna colocada directamente delante de una mujer como una presencia que la precede y regresa para comunicarle lo que ha descubierto más adelante. Es su perpetua exploración ..."

(*)los poderes yaguianos y la luz de la calavera, son elementos del relato previo, que por razones de espacio, formato y copyright, no puedo transcribir aquí. Pero puedo aclarar que los distintos componentes del cuento representan características de la psique de una sola persona, en este caso una mujer. Y los poderes yaguianos (Babá Yagá es una bruja del cuento) y la luz de la calavera son representaciones del poder femenino, de la naturaleza salvaje, de lo intuitivo.

Extraído de "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés

jueves, 28 de agosto de 2008

Reporte del clima

Te gustaban las metáforas marítimas, así que un día te subí a un barco (era más bien un bote), y te pedí que zarparas.
Me aseguraste que no habría corriente capaz de arrastrarte mar adentro, pero nunca supe si era verdad. Nunca volví a mirar esa playa.
Sabía que necesitabas arenas menos huracanadas que las mías para arraigarte.
Y a mí, tu clima siempre calmo a veces me extasiaba. Me pacificaba, me suavizaba, me unificaba. Y entonces me sublevaba y anhelaba el estallido, el trueno y el relámpago; añorando ser áspera, volátil y errática otra vez. Necesitando un vendaval que me estrellara en mil cristales sobre las pieles indefensas. Un torbellino que me embriagara, me descontrolara, me descompusiera.
Y ahora, mucho tiempo después, atracás otra vez en mi puerta. Son tiempos de bonanza, de claridad, es cierto.
Pero entonces me pregunto: Seré capaz de soportar tanta paz?
Tanta?

Wakapinka

lunes, 25 de agosto de 2008

Corazón roto

Hace un par de días una gran amiga tuvo una desilusión amorosa, de las grandes. Sintió que había perdido abruptamente, todo el terreno ganado en los últimos meses, que habían sido de recuperación. Al día siguiente me contó que había soñado que estaba en terapia intensiva, con un IAM (infarto agudo de miocardio) e insuficiencia valvular aguda (que es cuando se rompe – literalmente- una válvula del corazón).
Me quedé pensando en los sueños. No entiendo de psicología, pero dicen que los sueños son representaciones del inconsciente, como mensajes encriptados. Sin embargo, me llamó la atención que en este caso, el mensaje no podía ser más explícito: se soñó con el corazón roto. Realmente roto. Un corazón débil, carente de fuerza, falto de la energía suficiente para dar sangre al resto del cuerpo.Un miocardio que no puede apretar la vida e impulsarla al resto del organismo. Un corazón donde las células se van muriendo por la falta de oxígeno, y además, lo hacen dolorosamente.Una válvula rota es como un dique roto, pero invertido. La sangre regurgita entre las cavidades del corazón, se desborda, se desordena, y el corazón se sobrecarga, y se ahoga. No puede manejar tanto volumen, tanto dolor.
También reparé en que no se soñó muerta, sino internada en terapia intensiva. Un lugar donde se recupera a los pacientes críticos. Un lugar donde “te bancan”, suplen tus funciones vitales, y si hace falta, te alimentan, respiran y hasta laten por vos.
Disculpen por la terminología técnica, pero en determinados momentos, la medicina me ayuda entender la vida (y a veces me la confunde) más que cualquier otra cosa.
Y a vos, Pirita querida, espero que tu corazón se cure y deje de doler. Y acá estaremos (o donde vos quieras), dándote de comer, alcanzándote pañuelos y acompañándote en silencio (o diciendo boludeces) y si hace falta, respirando y latiendo por vos. Hasta que puedas volver a hacerlo, vos solita.
Wakapinka

viernes, 22 de agosto de 2008

Viernes de chicas: "Mujeres que corren con los lobos"

..."Una mujer sana se parece mucho a una loba: robusta, colmada, tan poderosa como la fuerza vital, dadora de vida, consciente de su propio territorio, ingeniosa, leal, en constante movimiento. En cambio, la separación de la naturaleza salvaje provoca que la personalidad de una mujer adelgace, se debilite y adquiera un carácter espectral y fantasmagórico. No estamos hechas para ser unas criaturas enclenques de cabello frágil, incapaces de pegar un salto, de perseguir, dar a luz y crear una vida". Cuando las vidas de las mujeres se quedan estancadas o se llenan de aburrimiento, es hora de que emerja la mujer salvaje; es hora de que la función creadora de la psique inunde el delta.
¿Cómo influye la Mujer Salvaje en las mujeres? Teniéndola a ella por aliada, jefa, modelo y maestra, vemos no a través de dos ojos sino a través de los ojos de la intuición, que tiene muchos. Cuando afirmamos nuestra intuición somos como la noche estrellada: contemplamos el mundo a través de miles de ojos"...

Extraído de "Mujeres que corren con los lobos" , de Clarissa Pinkola Estés.


martes, 19 de agosto de 2008

Paciencia

Si no vienes hacia mí, no tengo previsto acercarme.
Si tus labios no me invitan, los míos no se convertirán en miel que te endulce, ni en bálsamo para curarte.
Si tu alma lo requiere, mantendré distancia prudencial de toda tu música. Ni una sola nota sonará sin tu permiso, sin tu necesidad.
Si así lo deseas, dejaré pasar esta vida, y otra, y cuantas más dicte tu omnisciente corazón, aunque yo crea que el mío sabe más de esto.
No es falta de valor ni de templanza mi paciencia. No es frío de miedo lo que me detiene.
Es que enamorarte, seducirte, cautivarte, se me antoja sacrílego y vil. Como secar un lago sagrado, talar un árbol milenario o arrancar una fruta del árbol antes de su transformación alquímica. Como morderla y probar un agua dudosa, apenas saborizada, en lugar de un néctar maduro, consistente y embriagador, que inunde los sentidos y la consciencia.
Y entonces, al final de los tiempos, cuando ya estés listo, y lo comprendas todo, yo haré un ritual de fuego a tus pies, y danzaré como una machi en trance. Y celebraré nuestra re-unión, como lo hago ahora, como lo hice siempre.
Wakapinka

lunes, 18 de agosto de 2008

Viernes de chicas: " Mujeres que corren con los lobos"

Hoy inauguro una nueva sección del blog que daré en llamar "Viernes de chicas".
Ya sé que hoy no viernes, pero por cuestiones logísticas no pude postear antes, y no quiero esperar hasta el viernes próximo.
Pero a partir ahora, cada viernes voy a transcribir uno o dos párrafos de un libro que a mí se me antoja alquímico, porque siento que con sólo leerlo produce transformaciones mágicas, de esencia, imperceptibles al ojo, pero sustancialmente profundas en el interior.
La autora es una "psicoanalista junguiana, poeta, cantadora y guardiana de antiguos relatos", como se define a sí misma. El libro está estructurado en forma de cuentos tradicionales de distintas culturas, pueblos o tribus, seguidos de un análisis posterior de la significancia del relato sobre la psique femenina.
Pero no sólo de psicología habla este libro, sino también de filosofía, poesía y espiritualidad (aunque suene raro todo esto en la misma oración). Invita a que la mujer recupere el contacto profundo con su naturaleza salvaje, su intuición, el modelo arquetípico femenino, en resumen, su YO interior.
La primera entrega va especialmente dedicada a Mae, si no lo conoce, presiento que este libro le va a gustar. También va dedicada a cualquier mujer que pase por aquí y su instinto la detenga a leer algún parrafo. Y por qué no? A cualquier hombre que sea capaz de espiar el alma femenina, y resistir a lo que ve.
Ahí va:
"... Los lobos sanos y las mujeres sanas comparten ciertas características psíquicas: una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto. Los lobos y las mujeres son sociables e inquisitivos por naturaleza y están dotados de una gran fuerza y resistencia. Son también extremadamente intuitivos y se preocupan con fervor por sus vástagos, sus parejas y su manada. Son expertos en el arte de adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes y son fieramente leales y valientes.
Y, sin embargo, ambos han sido perseguidos, hostigados y falsamente acusados de ser voraces, taimados y demasiados agresivos y de valer menos que sus detractores. Han sido el blanco de aquellos que no sólo quisieran limpiar la selva sino también el territorio salvaje de la psique, sofocando lo instintivo hasta el punto de no dejar ni rasto de él. La depredación que ejercen sobre los lobos y las mujeres aquellos que no los comprenden es sorprendentemente similar..."
(Extraído de "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés)

martes, 12 de agosto de 2008

Sugerencia

Te invito
A llenarnos de suspiros para aliviar el placer
A mirar como en cada exhalación mi deseo se diluye, se renueva, se incrementa, se hunde en las vísceras y se libera en un vapor cargado de aromas que se condensa en mis dedos y humedece tus labios sedientos
Te invito
A mi necesidad de encontrarte y aflojarme en tu cuerpo, como un niño dormido en brazos de su madre, igual de confiado, igual de sereno
Me propongo
Como un pan de arcilla listo para ser modelado por tu aliento; blando, suave, ilimitado e incorpóreo
Dispuesta a ir adonde quieras llevarme, a dejar que me marques, me dañes, me suavices. A que dejes tu impronta en mi barro. A que mi cuerpo se modele según tu forma, sin más voluntad que la de contenerte
Te invito
A deshacerme entre tus dedos, a ensuciar tu piel y quedar bajo tus uñas
Y haber sido, por una noche, tu deseo, tu imagen, tu creación.

domingo, 3 de agosto de 2008

Y ahora...."Asesinos por naturaleza"

Mi relación con la marengo es complicada.
Sí, Rocío Marengo, la de la tele. Una que bailó o cantó, o algo, con Tinelli. Una que le pulula a los programas de chimento como mosca a la miel. Ufa!... una rubia, con tetas, que por 5 minutos de "fama bailando" sacó una "canción"...
Ya sé que hay como 50 con la misma descripción, pero si buscás en Google, seguro encontrás una foto y la ubicás.
En realidad debería aclarar que tenemos una "relación telefónica". Y absurda. No nos conocemos, (gracias a Dios!), pero parece que compartimos un número de celular parecido.
Desde hace 1 año más o menos, en su rubia cabecita loca comenzó a hacer corto una sinapsis, y empezó a confundir mi número celular con el suyo. Tal vez una gota de tintura difundió hasta su cerebro liquefacto y le decoloró un par de dígitos de su memoria. No sé. Lo cierto es que luego de cada revolcón mediático suyo, mi teléfono se prende fuego (ok, es una exageración, tampoco la llaman taaanto) recibiendo llamadas de algún productor de tal o cual chimentoso programa de la tarde. No sé porqué todos empiezan con "In": Intrusos, Intocables...Insoportables (no hay uno que se llama así?)
Llegado este punto, debo aclarar que me jacto de ser una persona tolerante, y hago gala de mi respeto por la forma de vida que elija cada uno. Salvo cuando me invaden por teléfono. En la lista de las pocas cosas que "intolero", la número 1 es, sin dudas, que me llame por teléfono un desconocido. Y si además de que me molestaron, ni siquiera era para mí, les deseo ferviente y sinceramente que caigan las 7 plagas de Egipto sobre sus cabezas y las almas de sus ancestros. Los mensajes de texto caen en la misma categoría que los llamados.
Domingo a la tarde, recibo un txt de número desconocido, que transcribo a continuación:
"Rocio veni con tu auto ya te guarde cochera. Rafa de canal 9"
En medio de un domingo con amenaza de granizo sobre mi cabeza, recibir un mensaje para la marengo, fue casi surrealista. Como dormirte en "Mulholland Drive" y despertarte en "Quién mató a Roger Rabbit?". Me puse furiosa, nadie tiene derecho a arruinarte una depresión digna, oscura, macabra y maravillosamente guionada por David Lynch. Mucho menos si la interrupción te mete en un mundo de caricaturas curvilíneas de voces empalagosas, dibujadas por la pluma de un fantasioso machista adolescente.
Me odié por mi desgastado cerebro incapaz de imaginar una respuesta ingeniosa o una venganza efectiva y letal. Hubiera querido ser pariente lejana de La peleadora y tener alguno de sus genes para insultar con elegancia.
Ni siquiera se me ocurrió algo como aquella vez que la llamaron del programa de la canosa y les dije que Rocío se comunicaba con ellos apenas salía del consultorio del médico que le estaba revisando las hemorroides.
Así que contesté simplemente:
"decile a la marengo que use su media neurona en memorizar su número de teléfono, porque ya me cansé de ser su telefonista"
No recibí respuesta, obvio. Pero me fuí hasta el video amigo y saqué "Asesinos por naturaleza", en busca de ideas...

Wakapinka

sábado, 2 de agosto de 2008

Viviendo en Mulholland Drive

A veces siento que mi vida es como una película de David Lynch: confusa, lúgubre, tenebrosa, enroscada, intrincada, contradictoria, agobiante, sin salida, bizarra, incomprensible. Siento que no importa cuántas veces la re-viva, la re-vea, la analice, la recorra, la retroceda, la camine, la imagine, la desenmarañe, la desate, la pregunte, la consulte, la compare, me involucre. No importa lo que haga, la punta del interminable ovillo no aparece y la presión en el pecho no afloja. No. No. Y no.
Estaré condenada a vivir en Mulholland Drive irremediablemente, sin saber si soy la víctima o el asesino, si estoy viviendo en el pasado o si el futuro ya me sucedió.

Wakapinka

martes, 29 de julio de 2008

Historias tuberculosas - 1ra parte

Eran mis últimos años de residencia, una época que identifico como una nebulosa de cansancio crónico instalado en el cuerpo. Como si fuera un boletín de entregas semestrales, cada vez que miraba hacia atrás, ya habían pasado 6 meses de mi vida. Me transformaba cotidianamente pero sólo registraba los cambios cada tanto. Y cuando lo hacía, me maravillaba la transformación de médica inexperta e insegura a eficiente especialista en formación. Me sentía crecida, madura, tal vez un poquito soberbia.

Un día fui a hacer una interconsulta al segundo piso. Varón de sesenta y pico, neumonía. Llevaba unos cuantos días internado, su neumonía había evolucionado bien, así que mi intervención fue cuestión de unos pocos ajustes y recomendaciones. Supongo que habremos charlado un poco y nos habremos caído mutuamente bien. No recuerdo tanto. Al día siguiente, alta, y control posterior con su médica de cabecera.

Pasó un año. Esa mañana yo caminaba apurada hacia el laboratorio, por un pasillo del hospital atestado de gente. Para esas alturas de mi carrera, yo ya había aprendido que si estás en un hospital y llevás puesto un guardapolvo blanco, lo mejor es caminar a paso rápido y mirando hacia abajo, so pena de quedar dirigiendo el tránsito hospitalario en el hall central. Llevar guardapolvo (o ambo, para el caso es lo mismo) y una cara amable, es suficiente para detenerte cada 5 pasos a contestar dónde queda el Laboratorio, Rayos o Anatomía Patológica, o si hay alguna forma de evitar hacer cola a las 4 de la mañana para sacar un turno de Ginecología. Nunca falta quien, sin conocerte, te estira unos resultados de laboratorio, con mirada ansiosa y preocupada, y te pregunta si están bien.
Así es como uno adopta la “filosofía de bar”, anticipa quién le va a pedir algo, y rápidamente corre la vista y lo ignora, así nomás. Igualito a un mozo cuando le querés pedir la cuenta.

Pero ese día, alguien me detuvo. Sentí que una mano me tomaba del antebrazo.

- Doctora (........) –(me llamó por mi nombre de pila)

Levanté la vista.

- Enrique (..........) -dije su nombre y apellido completo, un poco sorprendida de recordarlos.

Rápidamente, en ese espacio sin tiempo que tienen los pensamientos reflejos, recordé la sucesión de eventos del año anterior.
Aproximadamente 2 meses después de su alta, entre los informes del laboratorio, yo había encontrado uno de Enrique. Era un reporte de microbiología, con diagnóstico indudable de tuberculosis.

-Yo (un año atrás): - Avisaron de esta tuberculosis?
-Microbióloga: - Si, ya mandamos el informe al piso de Clínica.
-Yo: - Pero el paciente no está internado, se fue de alta hace dos meses.
-Microbióloga: - Sí, me dijo el jefe de residentes. Y se comprometió a entregarle el informe a su médica de cabecera - se la veía un tanto molesta.
-Yo: - Seguro?
-Microbióloga: - Sí, yo hablé personalmente - ya estaba evidentemente molesta.

Seguí con mis cosas. Y me olvidé del tema.

Ahora, 1 año después, Enrique me sostenía del brazo y me miraba sonriente.

- Enrique, cómo le va? – Y sin esperar respuesta: - Cómo anduvo con el tratamiento de la tuberculosis?
- Qué tratamiento, doctora? -contestó, sorprendido pero aún sonriente.
Supongo que debió haber pensado que lo confundía con otro paciente. Yo también dudé.

- Hace un tiempo, después de su internación, no le dieron un tratamiento con muchas pastillas, durante 6 meses?
- No, doctora. Tomo la misma medicación de siempre, que me da la Dra. (.........). No ando muy bien, pero bueno, esta enfermedad es así…

Enrique tiene Artritis Reumatoidea desde hace muchos años, más de 30. La enfermedad le ha corroído las articulaciones, se las ha deformado. También le ha dañado los riñones. Y la columna. Pero por sobre todas cosas, su enfermedad le produce muchísimo dolor. Enrique está acostumbrado a sentir dolor, sin condolerse de sí mismo. Enrique está acostumbrado a sufrir, y a sonreír.
Ese día, mientras esperaba una aclaración de mi parte, también sonreía. Volví a dudar. Entonces lo acompañé a un banco al costado del pasillo, tomándole la mano que aún tenía apoyada en mi brazo.

- Enrique, me espera un segundito sentado acá? No se vaya.

Entré al laboratorio y demoré aproximadamente una hora en conseguir los libros que necesitaba, de un año atrás. Yo estaba en lo cierto, era él. Y era tuberculosis.
...continuará...

lunes, 28 de julio de 2008

El lado oscuro de mi corazón

6.04 AM. Suena el despertador. Nunca entendí para qué lo pongo tan temprano. Tampoco los 4 minutos pasadas las 6, debe ser que no me gustan los números redondos. Con un golpe dismétrico lo silencio, sabiendo que va a sonar 4 veces más cada 10 minutos, antes de que logre despertarme. Mafalda interrumpe su ronquido entre mis brazos, me mira y empieza a ronronear. Sabe que éste es su momento exclusivo de mimos, y lo disfruta. Este rato de fiaca obligada, de duermevela de abrazos entre patas y brazos, hasta que logro levantarme y llego tambaleante a la cocina. Escucha el rebote de las piedritas en su plato y aparece bostezando, mientras yo soporto la náusea que me provoca el olor del balanceado cada mañana.
Camino al baño, veo la cama de reojo y solo pienso en hundirme en la frazada polar naranja otra vez, y dormirme de nuevo en penumbras hasta despertarme esta vez sin despertador, para volver a dormirme, y despertarme algún día, cuando vuelva a tener ganas. De algo.
-Pero ese es un tipo de lujo que los melancólicos no podemos darnos. No, Mafalda? Ya conocemos lo peligroso que es...
Con eso en la cabeza y el cepillo de dientes en la boca, pongo la pava en el fuego, enciendo la computadora, la música, el televisor, y comienzo a vestirme para ir a trabajar.
Wakapinka

sábado, 26 de julio de 2008

Cansancio

Llego a casa y desarmo la cama donde ayer dormimos, transpiramos, nos reímos. Me miro otra vez, desnuda y verdadera. Y serenamente me confieso la verdad más descarnada: no hay sorpresas, todo era previsible, mediato, inevitable. Innecesario.
Ahora otra vez, a soportar estoicamente las consecuencias de haber jugado a un juego del que conozco las reglas, pero que no tiene objetivo, y al parecer, tampoco final. Atisba el miedo de despertar otra vez recordando mi cara cubierta de llagas en el espejo, como se mostraba en el pasado mi alma, en sueños. Y aunque esta vez los protagonistas, incluso yo, no seamos los mismos, la memoria de mi cuerpo no lo puede discernir. Porque a un alma extenuada le duelen hasta dolores que ni cotizan como tales, que no son intensos por el hoy, sino por la resonancia del ayer. Y como mujer, soporto el dolor en el alma, y las huellas en el cuerpo.

Wakapinka

sábado, 12 de julio de 2008

Palermo y el tren (o la noche de los sunchos ausentes...)

Fue tan lindo verte de nuevo.
Estabas lejos cuando te divisé. Mis nudillos golpeateaban rítmicamente la ventanilla cerrada mientras adentro del auto vibraba “Pulse” en cada superficie. Esperaba que pasara el tren, al igual que varias decenas de autos parados a mi alrededor. Afuera se respiraba excitación y ajetreo palermitano de viernes por la noche. Desde los autos vecinos, ojos muy maquillados buscaban otras miradas furtivas, tratando de conectar. Mi mirada, a su vez, vagabundeaba aburrida por ese escenario, cuando te ví. No alcancé a distinguir que eras vos a esa distancia, pero mis ojos te siguieron mientras te volvías más y más nítido. Sonreí al reconocerte, comprendiendo porqué mi mirada se había prendido de vos una cuadra atrás.
Venías caminando tranquilo, con la mirada baja y una media sonrisa que descubrí debajo de la barbita que volviste a dejarte crecer. Sonreí también al verla, porque tu sonrisa es contagiosa. Me quedé viéndote, mientras te acercabas casi en línea recta a mi coche. Me sentí como un voyeur, consciente de que sólo yo estaba mirando. Mis ojos se devoraron cada detalle, mientras mi cerebro reparaba desesperadamente el rompecabezas de tu imagen, colocando piezas nuevas en las celdas ya borrosas por el tiempo, que sólo habían quedado ocupadas por la emoción de tu recuerdo.
No pude verte los ojos, no me miraste. Al pasar por mi lado, mi coche fue para vos otro de tantos coches grises en la marea de tránsito porteño. No reparaste en la mirada furtiva, sin maquillar, que te seguía húmedamente desde su interior.
Necesité visceralmente un cigarrillo que no tenía, apenas te alejaste unos metros. Y en un acto irreflexivo, apreté la bocina mientras te observaba por el retrovisor. Fue sólo un toque, indeciso, tímido, dudoso, como lo era mi intención de que me vieras. No entendiste que era para vos. O no lo escuchaste, bajo el estruendo del tren que pasaba en ese mismo momento. Creo que respiré aliviada.
No llegué a ver tu mirada luminosa. No lo lamenté, porque era lo único que aún conservaba intacto en mi memoria. Ahora tu imagen está otra vez completa en mi retina, gracias al tren.
Dios, necesito un cigarrillo más.
Wakapinka

lunes, 7 de julio de 2008

Condoms for oral sex?: The real facts o... "la verdá de la milanesa..."

No hay que ser un erudito en la materia para saber que toda la literatura relacionada a la prevención del SIDA recomienda el uso de preservativos para el sexo oral. Los números que justifican la recomendación son variables según la fuente, pero aún así contundentes (tratándose de VIH, qué porcentaje de riesgo dirías que es "aceptable"?)
Tampoco hace falta ser muy lúcido para intuir que muy poca gente cumple tal recomendación (aún cuando sí cumplan todas las demás prácticas recomendadas). Basta con hacer un rápido paneo entre conocidos y amigos medianamente sinceros (y si sos un sincero compulsivo, repasar tu “propia cama”)
NADIE LO USA PARA SEXO ORAL. Por incómodo, poco sexy o poco “sabroso”. Algún otro diría que por negligentes, irresponsables, temerarios o desinformados. O porque elegimos “aceptar el riesgo” de un “riesgo bajo”. Tal vez también porque los números son confusos, es como una gran bolsa de gatos, con muchas variables… Hombre/Mujer, Mujer/Hombre, Mujer/Mujer, Hombre/Hombre, con fluído, sin fluído, etc. Pero no quiero ponerme reflexiva antes de ver los resultados de la encuesta.
Así que, a ver si nos animamos a contestar honestamente:

1) Edad:
a) 15-24 b) 25-39 c) 40 o más

2) Número de veces que usaste preservativo para sexo oral en tu vida (dar o recibir)
a) Nunca ( 0%) b) Siempre (100%) c) Menos de 10 veces d) Más de 10 veces

3) Porcentaje de veces que usaste preservativo para sexo oral en el último año (dar o recibir)
a) Nunca ( 0%) b) 1-30% c) 31 – 50% d) 51- 70% e) 71-99% f) Siempre (100%)

4) Porcentaje de veces que usás preservativos para otras formas de sexo (distintas de sexo oral)
a) Nunca ( 0%) b) 1-30% c) 31 – 50% d) 51- 70% e) 71-99% f) Siempre (100%)

No se pongan paranoicos ni se deliren con teorías conspirativas. Pueden contestar anónimamente y nadie nunca va a saber quiénes son (yo apenas si sé manejar una planilla de excel!!)
Es solo un juego de sinceridad, que espero jueguen conmigo.

Wakapinka

Delirios con nueva piel

Blog mutando, cambiando de piel, pero manteniendo su unidad temática, que es, precisamente, no tener ninguna...
Lo que va saliendo, fluyendo, lo que va naciendo o se va modificando... como la vida misma.
Ahora tiene flores de loto en el fondo (gracias a Ale que me lo mandó!), con colores más vivos.
Para los hindúes, la flor del loto representa pureza y transmutación. Porque crece en el fango putrefacto y maloliente, y como si no le importara nada, se eleva con un gran tallo y da una flor bellísima y perfumada.
Que disfruten de nuestra nueva piel.

Wakapinka

viernes, 27 de junio de 2008

Las distintas formas de la sinceridad II

Los seres humanos tenemos la mala costumbre de exponernos reiteradamente a la misma situación, que nos genera el mismo sentimiento y que, obviamente, deviene en el mismo Síntoma. A pesar de eso, somos conscientes que probablemente volvamos a reincidir algunas veces más antes de darnos por vencidos. Todo depende de nuestro umbral para el dolor, o de cuán tercos seamos. A simple vista, podría parecer que estoy hablando de un defecto (o varios: estupidez, tozudez, etc), aquello de tropezar dos veces con la misma piedra…
Sin embargo, creo que la diferencia está ahí, en ser conscientes en el preciso instante de estar ingresando otra vez al tobogán sin retorno. Si somos conscientes, y aún así lo elegimos, se convierte en un acto de fe, de confianza, de optimismo. Apostás todas tu fichas a que esta vez va a salir “tu número”. Y eso no está tan mal, che… Aunque después la bola caiga otra vez en el 13 (o en el 17…!)
Pero por lo menos así, la carátula cambia, y tal vez un estúpido optimista se divierte más que un estúpido a secas.
Escucho ofertas.

Wakapinka

jueves, 26 de junio de 2008

Las distintas formas de la sinceridad

-Porqué no decís lo que pensás? -preguntó.
-Siempre cuidando de no herir al otro... -continuó.
-No me interesa que te enteres -contesté- No lo hago de buena, sino de egoísta.

Wakapinka

domingo, 22 de junio de 2008

Dicen que agradecer está bueno...

Hoy me levanté “agradecida”… Y eso que no ha sido un día del todo bueno (y un amigo diría: comparado con qué?)
Así que voy a agradecer:
- A todos los que me han “hecho sufrir” (desde una cosmovisión limitada y ultra-simplificada), porque seguramente lo que sufrió fue mi ego, y eso me ayudará a dominarlo.
- A mi hermana, por decirme: estar con vos, es como estar conmigo misma, pero acompañada (no importa si se entiende o no, es código de hermanas. Tiene que ver con la tolerancia y no con la simbiosis)
- A R y A, cuyas vidas son un campo de entrenamiento en maternidad para la mía. Tal es el amor y la responsabilidad que siento hacia ellas.
- A mi viejo, que me hizo aprender que no importa cuán en desacuerdo estés con alguien, el amor incondicional es inevitable. Es probable que nunca estemos de acuerdo, pero no puedo evitar amarlo.
- A mi madre, instrumento del destino, sobre cuyo molde he dibujado mi figura de mujer. Agregando, quitando, modificando y hasta mutando “atributos” o “defectos”. No creo que se reconozca mucho de ella en mí ahora, pero sigue estando en mis cimientos.
- A P, con quien fundimos cielos e infiernos en un huracán de pasiones, tan enaltecedoras como destructivas. Lo que quedó, al menos de mí, es este Ser del que no reniego, más maduro y renovado, un poco más sabio y prudente.
- A R, que fue mi faro, mi tabla de salvación y mi collar de ahorque durante tanto tiempo. Y que supo "soltarme" cuando fue necesario.
- A algunos de mis pacientes (hoy amigos), que me probaron que la sanación del alma ocurre aún cuando uno equivoque el tratamiento médico, y que es la única sanación duradera.
- A los hombres que no me amaron, porque continuar en la búsqueda del amor me condujo a lugares maravillosos del espíritu.
- A mis compañeras de laburo, porque compartir la jornada con ellas es creativo, divertido, enriquecedor y confortante. Porque construimos una “tribu urbana” sin caciques ni guerreros, aunque cada tanto alguna se convierte en chamán para calmar los dolores del resto….
- Por último, a B, a quién hace mucho tiempo no veo y tal vez ya nunca más veré. Porque es probable que su paso por mi vida haya sido sólo para iluminar mi alma y despertar mi espíritu. Tal vez estuvo ahí sólo para hacerme desear su mismo brillo en mi mirada. Y funcionó.
Seguramente, debería adjuntar algunas solicitudes de perdón a la lista precedente. Pero no tengo ganas, hoy es el día de dar las GRACIAS, para las disculpas tendrán que esperar.
Wakapinka

viernes, 20 de junio de 2008

El camino del conocimiento

"El problema central, Arjuna, radica en el deseo y en la falta de paz interior. El deseo de recoger los frutos de las propias acciones genera preocupación por el fracaso, y esto da por resultado una mente vacilante. Preocupado por los frutos de tus obras, te evadirás del presente hacia un futuro imaginario y por lo general temible. Entonces, tu ansiedad te privará de energía y, para agravar aún más las cosas, caerás en la inacción y la pereza."
Extraído de "El Bhagavad Gita para todos", de Jack Hawley. Una versión "friendly" del Gita para Occidente...Gracias!

sábado, 14 de junio de 2008

Cierro los ojos y veo....

...un delirio tras otro. Algunos son recuerdos, otros flashes futuristas. Una foto caminando sobre el agua. Beso dulce de mirador nocturno. Noche de plaza con mosquitos y mate mal improvisado. Horas y horas de diálogo ocultista. Pink floyd y café del mar sonando en el estéreo. Risas más videos bizarros y ochentosos de VH1.
Nice dress esa noche, electricidad en los dedos, la guerra de almohadas. En mi retina, tu imagen cada vez menos nítida, menos luminosa, casi estenopeica. Mi emoción, intensa y actual. El tiempo no existe, dijiste. Y es verdad. Todo tan vigente, y tan inasequible.