jueves, 16 de octubre de 2008

Cuando el pelotudo es uno...

Era un paciente HIV positivo, viejo conocido del servicio de infectología. Ya había pasado por la mayoría de mis compañeros, así que lo heredé como quien hereda la ropa usada de un hermano mayor. Creés que la conocés de memoria, pero no sabés dónde ajusta, ni dónde se traba el cierre. Y le vas conociendo esos detalles con el uso. Sobre la marcha. Como me pasó con Santiago.

Yo intentaba explicarle cómo tomar un tratamiento complicado, ya que no le habían funcionado las opciones más sencillas. Mi explicación incluía horarios estrictos, toma de la medicación con alimentos grasos para mejor absorción de la droga, ingesta de líquido abundante. Hasta tuve la precaución de hacerle dibujitos en un recetario con la forma de las pastillas y los horarios, porque me quedó claro que apenas sabía leer. Se lo hice repetir varias veces hasta que me pareció que había entendido.

Finalmente, cuando lo estaba despidiendo, ví que rengueaba un poco y le pedí que me dejara revisarlo, porque no se había quejado de nada durante la consulta. Ví que tenía una úlcera venosa infectada, le dí muestras de antibióticos y le hice una curación.
- Ahora cuando llegue a su casa, pone la pierna en alto. Y trate de caminar lo menos posible.
A modo de respuesta, sólo bajó la mirada.
- Se va caminando ahora? Vive muy lejos?
- No doctora, paro acá nomás, en la plaza de Las Heras y Salguero.

Y ahí me acordé de los horarios, el líquido y la comida rica en grasas. Y me sentí una pelotuda. Una pelotuda triste.

8 comentarios:

El gato vagabundo dijo...

Y bueno Wak, tampoco tenias que saberlo. Ademas, ahi enfrente tenia la casa de empanadas salteñas, el pollo trak, y el mc donalds. Asi que comida rica en grasas tenia!

(por si no se noto, es una broma)

El gato vagabundo dijo...

Hablaba de frente a la plaza. Frente al fernandez habia un quiosquito, donde se fugaba mi viejo con la bata del hospital a comprarse los pebetes de salame y queso.

Wakapinka dijo...

jajaja
sí, conozco el kiosquito ese... capaz que hasta me comí algún pebete de dorapa, charlando con tu viejo... (sí, ya sé, te la dejé picando..)

Wakapinka dijo...

Y sí, Gato, tenía que saberlo. De eso se trata, de conocer, para poder ayudar.Si no, sos un recetólogo diplomado. Igual, en este caso, no alcanzaban ni las recetas de la hermana Bernarda...

Anónimo dijo...

No, no alcanzaban ni las recetas de la hermana Bernarda... Y ahí es donde se traba el cierre.
Pelotuda no! Vos misma dijiste que los detalles se van conociendo con el uso... y a veces, exceden lo que uno pueda hacer, aún no siendo un recetólogo diplomado.

Bah, qué sé yo. Ya sabés que no sé qué hacer con esas cosas.

Beso!

Alejandra dijo...

Uno hace lo que puede, y a veces puede poco. Lo único que importa es hacerlo con todo el compromiso y el amor posibles.
Besos, linda.

El gato vagabundo dijo...

Nueeevo post! Nueeevo post! Nueeevo post! Nueeevo post! Nueeevo post! Nueeevo post!

(Dale, queremos nuevo post)

Wakapinka dijo...

mae: ya sé. Y confío en tus recursos.
Ale: gracias, corazón
Gato: ahí saqué algo. Bah, vomité...