sábado, 29 de marzo de 2008

Recuerdos de ruta

Ya las horas varada en la ruta no son lo mismo que ayer. Porque tu esencia estalló en mi vida y se instaló en mi ser. Sorprendida y anhelante repaso los minutos, las horas…no hay medida del tiempo que pueda explicar tu marca.

Puedo ser capaz de mirar desde afuera mis manos dudosas, mi mente inquieta, mi inseguridad palpitante. Y aún así, una parte de mí está plácidamente sentada, con las piernas cruzadas, fumando un cigarrillo, mientras contempla sin sorpresa el resultado del deseo transformado en realidad. Esa parte de mí que tiene manos arrugadas, que lo sabe todo y que me trajo hasta aquí; a veces a mi pesar, contra mi voluntad, ignorando mis limitaciones. Esa parte de mí que sabía que no podría resistir a tu presencia sin rendirme, haciendo vanos los esfuerzos de tantos años de vivir, de endurecer, de alejar, de poder. Sonríe tierna y socarronamente, al advertirme rendida, difusa, confundida…y dichosa.

Y me sigo debatiendo entre la dicha y la duda, pero mi cuerpo y mi mente responden sólo a tu recuerdo hoy. Y agradecen cada uno de tus besos, cada mirada silenciosa y profunda, cada suspiro aliviado, cada chasquido de tu lengua en mi oído. Cada beso quieto, contenido, sostenido y tembloroso es revivido, trayendo una bocanada de sangre al lugar donde fue depositado. Mi cabeza se inclina hacia atrás, tironeada por el recuerdo de tu mano en mi pelo. Y un latigazo de aromas despierta mi cerebro, como si alguna molécula perdida de tu piel se hubiera escondido en mis resquicios, para soltarse en oleadas y traerme un poco de vos cuando no estás.

Las horas y los piquetes siguen pasando, aprovecho alguno para dormitar, otro para escribir… Ya no me son tediosos, son la excusa para encontrarme un ratito más con vos, en este renglón o en algún sueño.

sábado, 15 de marzo de 2008

CUENTOS VARIOPINTOS: “La otra historia de la creación”

Despertaron súbitamente, como tocados por un rayo, o un impulso eléctrico. A su alrededor, la cueva oscura tenía una calidez confortable y pegajosa.

Una intensa bocanada de aire inundó violentamente sus pulmones, aumentando el desconcierto. Algo instintivo, primario, apareció por vez primera, algo que producía sordos golpes desbocados en el pecho, que dilataba sus pupilas, erizaba la piel. Conocieron el miedo.

Se observaron mutuamente, la curiosidad se acababa de convertir en el motor de la búsqueda evolutiva. Se reconocieron como hermanos en las semejanzas y repararon naturalmente en las diferencias. Adquirieron conciencia de vida, y de individualidad.

En un extremo de la cueva, una bruma blanquecina les indicaba el camino. Otra vez, la curiosidad y el miedo. Descubrieron que tomarse de las manos apagaba parcialmente los latidos desbocados, y empujaba sus cuerpos tambaleantes hacia la luz. Asi, conocieron el poder de la hermandad, indefectiblemente asociado al miedo a la soledad.

En el umbral de la cueva, el mundo exterior se presentó tan fascinante como peligroso. La luz enceguecía sus ojos y confundía sus mentes. Los latidos otra vez, más violentos que antes, casi dolorosos. Esta vez, las sudorosas manos apretadas y sus cuerpos muy pegados entre sí no lograban apagarlos. Sólo regresar a la profundidad de la cueva conseguía que se desvanecieran lentamente y que el aire volviera a entrar ordenadamente en sus cuerpos.

Pero el exterior era inexorablemente magnético. Instintivamente, comprendieron que la presencia del “otro”, no sería suficiente para enfrentar ese miedo, ni para calmar la curiosidad que los hiciera permanecer en la cueva. Había que salir, inevitablemente. Necesitaban algo más grande que ellos mismos para sentirse seguros.

Entonces, decidieron creer en Dios.


Wakapinka

martes, 4 de marzo de 2008

Delirio nocturno

Sí, ya sé, me colgué con este blog... En un rapto de sinceridad estoy pensando que tal vez no fue tan buena idea escribir historias que no tengo, con un talento del que carezco, para aburrirme a mí misma cuando sólo yo las lea...
Pero tampoco soy de las que se dejan vencer tan fácilmente, ehhhhhhhhh...bueh, sigamos.
Este blog iba a ser inteligente, divertido, agudo y original. Sin embargo, la otra noche me desperté masticando un par de delirios angustiosos, y mi pulsión de honestidad (no hay caso, a veces no puedo reprimirla) me obliga a escribirlos, para que me (y les) quede bien claro que no soy inteligente, ni divertida, ni aguda, ni original...
Pensé que en la vida real nada es como en las películas, ni como en las novelas. Uno no pasa por miles de peripecias ridículas y decepcionantes para encontrarse con el amor de su vida y ser felices para siempre, comenzando un minuto y medio antes de terminar la última escena. Uno transcurre apechugando cada una de cal, sólo para enfrentar la de arena que le sigue... Alguien me explica cuál es la buena?
En fin, si la película continuara, las perdices terminarían con los huesos pelados y sus comensales revoleándose los platos entre sí... (alguien pensó que yo era optimista?)
Mientras intentaba volver a pegar un ojo, estiré el brazo y acaricié a mi gata. En un acto reflejo tantas veces repetido, ella se reacomodó para seguir durmiendo apoyando la carita en mi mano y abrazando mi brazo con sus patas.
Sentí que merezco decirme a mí misma algunas cosas:
Me cansé de estar sola,
Me aburrí de hacer como que no me importa,
Extraño compartir con alguien el placer de desparramarse en la cama después de un largo día y ni pensar en el sexo
Pero:
No estoy dispuesta a ser la mujer maravilla para que alguien me quiera
No soy condescendiente, ni paciente, ni sexy full time, ni excesivamente comprensiva con las debilidades ajenas. Y no quiero empezar a serlo.
Estoy cansada de los juegos.
No tengo ganas de criar a nadie más que a un hijo.
Supongo que tengo demasiadas pretensiones para ser un buen partido...pero porqué conformarse con menos?
Después de un rato de escuchar roncar a mi gata, por fin me pude dormir.