lunes, 28 de julio de 2008

El lado oscuro de mi corazón

6.04 AM. Suena el despertador. Nunca entendí para qué lo pongo tan temprano. Tampoco los 4 minutos pasadas las 6, debe ser que no me gustan los números redondos. Con un golpe dismétrico lo silencio, sabiendo que va a sonar 4 veces más cada 10 minutos, antes de que logre despertarme. Mafalda interrumpe su ronquido entre mis brazos, me mira y empieza a ronronear. Sabe que éste es su momento exclusivo de mimos, y lo disfruta. Este rato de fiaca obligada, de duermevela de abrazos entre patas y brazos, hasta que logro levantarme y llego tambaleante a la cocina. Escucha el rebote de las piedritas en su plato y aparece bostezando, mientras yo soporto la náusea que me provoca el olor del balanceado cada mañana.
Camino al baño, veo la cama de reojo y solo pienso en hundirme en la frazada polar naranja otra vez, y dormirme de nuevo en penumbras hasta despertarme esta vez sin despertador, para volver a dormirme, y despertarme algún día, cuando vuelva a tener ganas. De algo.
-Pero ese es un tipo de lujo que los melancólicos no podemos darnos. No, Mafalda? Ya conocemos lo peligroso que es...
Con eso en la cabeza y el cepillo de dientes en la boca, pongo la pava en el fuego, enciendo la computadora, la música, el televisor, y comienzo a vestirme para ir a trabajar.
Wakapinka

2 comentarios:

Ale dijo...

La oscuro, a veces, va acompañado de lágrimas. Pues venga un poco de mi ocuridad para compartir con vos: Aquí dejo una lágrima.

Wakapinka dijo...

Gracias por la compañía, las lágrimas y la canción de ayer!!! Me fui caminando despacito, tarareando la canción y mirando para el cielo, a ver si llovía. No llovió finalmente, pero me sentí mucho mejor...
Ya va a llover un día de estos, y no va a ser una lluvia triste!
Disfrutá tu gran momento, eso también me pone bien.