"... La mujer que recupera la intuición y los poderes "yaguianos*" llega a un punto en el que quiere desecharlos, pues, ¿de qué sirve ver y saber todas estas cosas? La luz de la calavera* no tiene compasión. Bajo su esplendor, los ancianos son unos viejos; lo bello es lujuriante; el tonto es un necio; los que estan bebidos son unos borrachos; los desleales son infieles; las cosas increíbles son milagros. La luz de la calavera ve lo que ve. Es una luz eterna colocada directamente delante de una mujer como una presencia que la precede y regresa para comunicarle lo que ha descubierto más adelante. Es su perpetua exploración ..."
(*)los poderes yaguianos y la luz de la calavera, son elementos del relato previo, que por razones de espacio, formato y copyright, no puedo transcribir aquí. Pero puedo aclarar que los distintos componentes del cuento representan características de la psique de una sola persona, en este caso una mujer. Y los poderes yaguianos (Babá Yagá es una bruja del cuento) y la luz de la calavera son representaciones del poder femenino, de la naturaleza salvaje, de lo intuitivo.
Extraído de "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés
(*)los poderes yaguianos y la luz de la calavera, son elementos del relato previo, que por razones de espacio, formato y copyright, no puedo transcribir aquí. Pero puedo aclarar que los distintos componentes del cuento representan características de la psique de una sola persona, en este caso una mujer. Y los poderes yaguianos (Babá Yagá es una bruja del cuento) y la luz de la calavera son representaciones del poder femenino, de la naturaleza salvaje, de lo intuitivo.
Extraído de "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés