miércoles, 7 de mayo de 2008

La magia del color


Me encantan los colibríes. De hecho, Wakapinka es un vocablo quechua que significa "colibrí pequeño".
Tienen algo mágico, etéreo, magnético... como si todos ellos estuvieran específicamente diseñados para desafiar nuestras leyes físicas y mostrarnos que hay mucho más detrás de lo que vemos.
Hacen todas esas piruetas inverosímiles, y parece que pudieran suspender el tiempo, cuando están polinizando. Como si en esa función les fuera la vida, la realizan con destreza y pasión. Son energía en movimiento con un único objetivo, que no es alimentarse, sino polinizar.
Tienen un efecto hipnótico en mí cuando aparecen, me quedo extasiada y sin respirar para no perderme un solo movimiento, ni un destello de color. Sólo vuelvo a respirar mientras cambian de planta, o cuando desaparecen...
Jamás ví un colibrí muerto, entonces fantaseo con que además son inmortales, y que tienen una misión encomendada por Dios, desde tiempos inmemoriales. La misión de mostrarnos que podemos realizar nuestra labor de vida con pasión y energía, desplegando belleza y colores a nuestro alrededor.


Wakapinka.

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