En la tarde quieta, apesadumbrada, la Razón cavilaba…
Buscaba sus causas, giraba en círculos y se hundía sin remedio en un mar de
sinrazones. Desesperaba a manotazos, respiraba agónica entre ecuaciones,
inferencias y principios lógicos, se
desmembraba intentando aferrarse al sujeto, al verbo o al predicado… Hubiera
matado por encontrar alivio en algún dato concreto.
Mientras tanto, la Ilusión, cristalina, loca y maliciosa,
simplemente se reía…
3 comentarios:
¡Qué lindo volver a leerte!...
Te deseo un muy muy feliz año nuevo.
que bueno que sigas acá!
besote
Siempre voy a andar por aquí leyendo.
Besos.
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