lunes, 15 de diciembre de 2014

Dicotomía

En la tarde quieta, apesadumbrada, la Razón cavilaba… Buscaba sus causas, giraba en círculos y se hundía sin remedio en un mar de sinrazones. Desesperaba a manotazos, respiraba agónica entre ecuaciones, inferencias y principios lógicos,  se desmembraba intentando aferrarse al sujeto, al verbo o al predicado… Hubiera matado por encontrar alivio en algún dato concreto.

Mientras tanto, la Ilusión, cristalina, loca y maliciosa, simplemente se reía…